Me gusta pensar que las historias están ahí afuera a la espera de ser encontradas. Escondidas en alguna esquina, abajo de algún paraguas, a la sombra de un árbol o en alguna ventana. Pero más me gusta pensar que esas historias están hechas de gente.
Andando por las ciudades, aparecen otredades. Pensamientos, sentires, sueños.
Y al igual que las historias, andan por ahí deseando ser descubiertas. Hay reflejos y también rechazos. Se esbozan sonrisas y se generan dudas.
Y allí, el encuentro.

