Si alguien me preguntara
Aquí, ahora,
en este instante que estoy recostada
sobre la espalda
de un río en flor,
si alguien me preguntada qué espero,
mi respuesta sería: nada.
¿Qué es, pero, una respuesta?
¿Qué espero, un saber, una certeza?
Sea lo que fuere, fuere lo que sea,
el mundo es una sola pieza
que no tiene derecho ni revés,
futuro ni pasado.
Lo que ha de ser ya es.
Aquí, donde se disipa toda pena,
en el fluir que todo lo diluye
junto al murmullo rasante de un poema,
cualquier expectativa huye.
Yo soy también el río que me presta su espalda
para que me recueste
y el río sabe que también él es
esta mujer en flor, frágil y fuerte
que pasa fugaz con un poema
sin saber cuál es el límite preciso
entre la butacas de la platea
y el escenario donde fulgura el hechizo
con que transcurre la marea.
Aquí, ahora,
en este instante que estoy recostada
sobre la espalda
de un río en flor,
si alguien me preguntada qué espero,
mi respuesta sería: nada.
¿Qué es, pero, una respuesta?
¿Qué espero, un saber, una certeza?
Sea lo que fuere, fuere lo que sea,
el mundo es una sola pieza
que no tiene derecho ni revés,
futuro ni pasado.
Lo que ha de ser ya es.
Aquí, donde se disipa toda pena,
en el fluir que todo lo diluye
junto al murmullo rasante de un poema,
cualquier expectativa huye.
Yo soy también el río que me presta su espalda
para que me recueste
y el río sabe que también él es
esta mujer en flor, frágil y fuerte
que pasa fugaz con un poema
sin saber cuál es el límite preciso
entre la butacas de la platea
y el escenario donde fulgura el hechizo
con que transcurre la marea.
Río: Adela Basch














